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08.11.2018 Ensayo

 

 

I.               Invasión

 

 2018

El Aquarius se encontró en junio de 2018 con un nuevo ministro del interior italiano resuelto a detener la invasión. Italia cerró todos sus puertos para impedir que el buque de rescate con unas 600 personas migrantes provenientes de África llegara a su territorio. Matteo Salvini, el ministro, es el líder de La Lega Nord e hizo campaña y ahora hace gobierno con uno de sus lemas: Stop Invasione!

Viktor Orbán, primer ministro de Hungría mandó construir desde 2015 vallas de 4 metros de altura con alambre de púas en las fronteras con Croacia y Serbia. Después lo hizo en su frontera con Eslovenia. Hungría no da refugio a personas migrantes musulmanas porque “No consideramos a esa gente como refugiados sino como invasores”, dice Orbán.  Luego agregó que “la sociedad cristiana y la sociedad musulmana nunca se unirán”. A Orbán se le unió el obispo Laszlo Kiss-Rigo, quien declaró: “Esto es una invasión islamista en toda regla”.

El nuevo líder del Partido Popular en España, Pablo Casado, está empeñado en “defender las fronteras” de su país. Alarmado, dijo (sin existir dato que respalde su afirmación) que “hay un millón de inmigrantes esperando en las costas libias planteándose una nueva ruta a través de España” y que “hay estudios de ONG que dicen que hay 50 millones de inmigrantes africanos recabando dinero para poder hacer estas rutas”. Después se lanzó a Ceuta para “abrazar a los agentes y darles las gracias por defender las fronteras de España y los derechos y libertades de los españoles”.

Se refería al evento de julio de 2018 donde unas 800 personas trataron de pasar la valla que divide Ceuta de Marruecos. Según reportes de la Guardia Civil, unas 600 personas lograron ingresar a territorio español. 132 personas migrantes resultaron heridas, y también 11 policías españoles. A estos últimos, Casado los fue a abrazar.

1978

William Colby, director de la CIA insistía en que los migrantes mexicanos constituían una amenaza mucho mayor que la Unión Soviética y se imaginaba un Quebec hispanoparlante en los Estados Unidos. Un Quebec Chicano. Tal vez, hoy, Los Angeles, sea ese espectro.

2004

Samuel Hungtinton, de Harvard, tiene el mismo miedo. El peligro mayor se halla en la migración mexicana. En El desafío hispano, señala que es posible que Estados Unidos esté aceptando, por no darse cuenta del riesgo, “transformarse con el tiempo en dos pueblos con dos culturas y dos idiomas”. Luego, describe una invasión: “la historia ha demostrado que existe un serio potencial de conflicto cuando la gente de un país se refiere al territorio de un país vecino en términos de propiedad y afirma que tiene derechos especiales en reclamar ese territorio”.

2012

Nikos Dendias, ministro de orden público de 2012 hasta 2014 (después fue ministro de defensa) señaló a Skai TV que lo que ocurre en Grecia “es la invasión más grande de todos los tiempos”. Agregó: “Desde la invasión de los Dorios hace unos 3 mil años, el país no había recibido un flujo de migración así”. “Estamos perdiendo el país”. Sus declaraciones las hizo después de ordenar el arresto de 6 mil personas migrantes en Atenas. En ese momento dijo que no descansaría hasta limpiar la ciudad. La operación de “limpieza” se llamaba Zeus Xenios, como la deidad de la hospitalidad y duró más de un año.

Sólo en los primeros meses de “hospitalidad”, unos 85 mil extranjeros fueron remitidos a la policía para revisar sus documentos. Ante la invasión, la hospitalidad del amanecer dorado.

2014

Jean-Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional y padre de Marie Le Pen, señaló en un mitin en Marsella, a propósito de la migración africana: “Hay una explosión demográfica en el mundo y existe el riesgo de una invasión. El reemplazo de la población está en camino”. Luego, expuso la solución: “El señor Ébola puede solucionar el problema en tres meses”. Unos años antes, en 2010, Marie Le pen dijo: “Para aquellos que les gusta hablar de la Segunda guerra mundial, si hablamos de ocupación, tendríamos que hablar de esto (los musulmanes), porque es claramente una ocupación del territorio”.  Su padre, Jean-Marie, ya había usado esa analogía: “Sólo porque la migración se hace sin armas no quiere decir que no sea una invasión. Si los Nazis hubieran venido en 1939 vestidos de traje y sombrero, seguiría siendo una invasión”.

 2006

“Uno o dos millones entran cada año y se quedan, la mitad de ellos en franco desafío de las leyes norteamericanas…Esto es una invasión, la más grande invasión de la historia”, escribe Pat Buchanan, ex candidato presidencial republicano de Estados Unidos y autor de Estado de emergencia: La invasión del tercer mundo y la conquista de América.

2018

Donald Trump no escribió el guión. Lo enriquece.

 

 II.             Bárbaros

 

¿Y que va a ser de nosotros ahora sin los bárbaros?

Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.

-Constantino Kavafis.

 

Tienen un “deseo de saquear las propiedades de otros” y hacen su camino “violento en medio de la rapiña y el asesinato”.

Esto lo escribió Ammianus Marcellinus, sobre los hunos, los grandes bárbaros.

Hungtinton señala que los mexicanos no quieren aprender el idioma ni se han “asimilado en la corriente principal de la cultura estadounidense”, “formando en cambio sus propios enclaves políticos y lingüísticos”. El peligro es más grande, dice, por “las tasas de fertilidad de estos inmigrantes”.

Benjamin Franklin unos cuantos cientos de años antes, en 1750, tenía la misma preocupación sobre los alemanes: “nunca adoptarán nuestra lengua o costumbres”, y “menos aún, nuestra tez”. Su preocupación se trasladaba a todos los no sajones a los que llamaba “swarthy”, morenos.

Los bárbaros no sólo son la otredad, sino el reflejo en un espejo de feria: deformado, la reverberación acecha.

Alien es extranjero, extraño, ajeno, extraterrestre, alienígena.

En Distrito 9 un alien es todo esto.  En Aliens, de Ridley Scott, los alienígenas son como los bárbaros: la invasión es física, nos destruyen por dentro, en nuestro territorio, ya sea un país o nuestro cuerpo. Muchas enfermedades son aliens, patógenos extraños, ajenos, que nos invaden.

Alien es un salvadoreño o un marciano o un virus. Alien es otro idioma o una bacteria o un meteorito. Alien es un replicante.

Los exámenes de nacionalidad buscan encontrar lo que el test de Touring. Es un captcha para migrantes.

Para determinar que no eres un bárbaro, debes, en España, mostrar un conocimiento “constitucional y sociocultural” del país. Es el Instituto Cervantes el que lo aplica. No sólo a residentes extranjeros sino a sefardíes que nacieron y viven en España. En Austria se cuidan de que el test no contenga preguntas sobre la Segunda guerra mundial.

En Austria el 31 de octubre de este año, el ministro de relaciones exteriores Heinz- Christian Strache decidió no firmar un acuerdo europeo sobre migración, diciendo que la “migración no es y no puede convertirse en un derecho humano”, agregando: “No puede ser que uno reciba el derecho a migrar por el clima o por la pobreza”.

Una salvadoreña arremete contra un reportero mexicano que intenta entrevistarla a propósito de la migración centroamericana: “¿Por qué nos tratan así? nos tratan como la peor enfermedad, les damos miedo”, dice, roja de coraje.

Una escuela secundaria en Tapachula, Chiapas, es obligada a cerrar unos días porque padres y madres de familia tienen miedo de que los migrantes “agredan a sus hijos”.

El miedo a los bárbaros ha construido las fortificaciones en los márgenes de las metrópolis. Los muros, las vallas. El miedo a los bárbaros lanza “guerras preventivas” o coarta derechos de los ciudadanos de las metrópolis que luego alimentan el miedo de esos ciudadanos a los bárbaros, que como en el poema de Kavafis, son como Godot: nunca llegan.

La leyenda negra de las personas migrantes, de los bárbaros, no solo existe ni es más fuerte en los países más ricos. En una encuesta levantada por el Pew Research Center en diez países de Europa en 2016, el 63% de los griegos piensan que su país es cada vez un peor lugar para vivir con el “crecimiento de la diversidad” (el Pew Center se cuidó de no usar la palabra migrante), y el 53% de italianos piensa lo mismo. Sobre los refugiados, el 76% de húngaros cree que incrementan el terrorismo en su país, así como el 71% de polacos. También, el 82% de húngaros entrevistados cree que los refugiados toman sus trabajos y sus beneficios sociales. Hungría, Italia, Polonia y Grecia son los países (de los 10 en donde se realizó el estudio) que peor opinión tienen de los musulmanes.

Para Phillippe Claudel, autor de La nieta del señor Linh, “los extranjeros son vistos como un peligro justamente en sociedades económicamente en crisis. Es muy fácil en esas circunstancias definirlos como los responsables de esa situación”, dijo a Gisela Antonuccio, de La Nación.

Al igual que los minutemen en Estados Unidos, en Europa grupos civiles “defienden sus fronteras y culturas” ante los embates de los “migrantes ilegales”. En República Checa existe un grupo paramilitar llamado Guardia Nacional y tiene unos 2,500 miembros que patrullan las calles de ciudades pequeñas, como Nymburk, cerca de Praga para detener a migrantes. También está el grupo Defend Europe, compuesto por jóvenes alemanes, italianos, franceses y austriacos que adquirieron un barco para patrullar las aguas del mediterráneo y ayudar a Frontex (la agencia europea de fronteras y aduanas) para detener a los millones de migrantes “¡que están llegando!” para destruir la cultura, sus calles, sus ciudades.  Ahí vienen.

Otro estudio del Pew Research Center en 2015, muestra que en Estados Unidos, la migración proveniente de América Latina y el Medio Oriente es la peor vista por los ciudadanos estadounidenses. El 47% de entrevistados ve positiva la migración asiática y el 44% ve con buenos ojos la migración europea. Sólo el 26% ve de manera positiva la migración latinoamericana, y la proveniente de oriente medio es la peor percibida, con 20% de personas que la ven de manera positiva, contra un 39% que la ve “mayormente negativa”.

La palabra migración va junto con las palabras ilegalidad, crimen, inseguridad, terror. Migrantes latinos está unido conceptualmente a crímenes violentos, asesinatos. Migrantes musulmanes está ligado a terrorismo.

En el Reino Unido, de acuerdo a un estudio del Aurora Humanitarian Index dado a conocer por The Guardian en 2017, el 56% piensa que la cultura británica está amenazada o en riesgo por las minorías étnicas y un tercio de los entrevistados piensa que los migrantes toman más de la sociedad que lo que contribuyen a ella.

Norman Tebbit es un Lord. Fue parte del gabinete de Margaret Tatcher y fue secretario del Partido Conservador. En 2016 publicó un op-ed en The Telegraph , donde advertía que es tiempo de definiciones y que toca escoger entre cerrar las fronteras a aquellos que no están dispuestos a respetar o compartir “nuestros valores culturales que nacen de nuestra herencia judeo-cristiana” o aceptarlos, a sabiendas de que, “si no adoptan nuestras culturas y valores, tendremos que tomar los suyos” hasta desaparecer.

En la novela de J.M. Coetzee, Esperando a los bárbaros, los bárbaros no llegan, pero el miedo se hace más conforme se acerca el invierno. A falta de bárbaros, las fuerzas especiales (Third Bureau) del “imperio” van por ellos a su territorio y los traen para torturarlos. Como en Guantánamo, los bárbaros son secuestrados en sus propios lugares para someterlos a una “justicia” imperial metropolitana.

Los bárbaros-migrantes desde la derecha son descritos como fuerzas beligerantes (aunque sin armas). Igual que el ministro del interior Salvini, Roberto de Mattei, un historiador italiano de la cristianidad, afirma que “los centenares de millares de inmigrantes que arriban a nuestras costas no huyen de la guerra ni de la miseria. Son jóvenes que gozan de inmejorable salud”. Los “inmigrantes no desean integrarse en Europa sino dominarla; si no por las armas, con el vientre de sus mujeres y de las nuestras”.

En Sumisión, la invasión silenciosa por fin tiene éxito y Mohamed Ben Abbes, un islamista moderado, se hace con la presidencia de Francia. Todos los cambios ocurren. La Sorbona se transforma en universidad islámica. La poligamia es ahora la norma. Como dato catastrófico, el libro de Houellebecq sale a la venta el mismo día que el atentado contra el semanario Charlie Hebdo.

Parece que los bárbaros triunfarán si es que no lo hicieron ya, y ya no seremos capaces de defender “nuestra cultura” ni “nuestra civilización”. Nos convertiremos en ellos, como en Sumisión, pero también como en Le Camp des Saints (1973, publicada en castellano como El desembarco) de Jean Raspail: un convoy de buques con un millón de migrantes de la India, desembarcan en Francia y comienza el fin de Europa y de occidente. Las hordas de bárbaros triunfan.

Nos convertiremos en ellos. Parece que los bárbaros tienen las mismas técnicas que los zombis.

 

III.            Caravanas

 

Caravana viene del persa kārvān. Caravane, caravan, en francés e inglés: Grupo de viajeros, mercaderes o peregrinos, que se juntan para viajar con más seguridad. (Vox)

A veces es en tren, o en barcos y pateras, o a pie.

En la década de los años cuarenta, pero del siglo XIX, caravanas partían hacia el lejano oeste. De 1840 a 1860, un millón y medio de irlandeses llegaron a Estados Unidos, y casi la misma cantidad de alemanes. Después, muchos continuaron su viaje a la costa oeste en caravanas, principalmente en las carretas conocidas como Praire schooner. Schooner era un tipo de embarcación (goleta) que tenía una vela blanca, que asemejaba la cubierta de esta carreta. Por el camino de Oregon miles de personas en viajes de hasta cuatro meses, buscaban “una vida mejor” en otros horizontes.

Para 2017 cinco millones de personas habían abandonado Siria, y hay también 6 millones de desplazados internos. Esta es también una caravana migrante sin fin.

Miles de sirios kurdos de Kobane se agolpan en una alambrada que divide Siria de Turquía. Al final, los turcos cortaron su propia valla y ríos de personas migrantes que huyen de la guerra entran a su nuevo lugar de refugio. Los kurdos de siria hicieron ese viaje juntos, eran más de 150 mil. Todo esto en 2015.

Cortar la propia valla en Turquía, o abrir la frontera en Tapachula por unos momentos, es la imagen del poder de esta migración colectiva, en avalancha, como le dice Óscar Martínez. La valla de Ceuta simplemente es traspasada con relativa facilidad.

Otra forma de viajar juntos, es en barco. Lampedusa fue durante muchos años la puerta de entrada a Europa por vía marítima. A sólo 113 kilómetros de las costas de África, Lampedusa también se convirtió en un cementerio oceánico. Hasta ahí llegan refugiados de Siria, Túnez y Libia. Se calcula que en veinte años (hasta 2013) habían muerto 20 mil personas en naufragios. De enero a abril del 2015, habían muerto ya mil personas migrantes.

En 2013, por lo menos cinco barcos que partieron de Indonesia, naufragaron antes de llegar a su destino: Australia. El 11 de abril de ese año, 58 personas murieron. El 7 de junio, 55. El 24 de julio, 20 personas perdieron la vida, y el 27 de septiembre, 36.

En Calais, la última frontera antes de partir para el Reino Unido, miles de personas migrantes descansan y se organizan. Platican e intercambian opiniones, hazañas e historias.

Lo mismo ha pasado en Ixtepec, Oaxaca, en Tapachula, Chiapas, o en Tijuana y Ciudad Juárez.

También en Agadez, Níger, un cruce de caminos y donde se concentran miles de personas migrantes de países subsaharianos para hacer la ruta a través del desierto hacia el mediterráneo. Según la Organización Internacional de las Migraciones, de 5 mil a 7 mil personas pasan por Agadez cada semana. Juntas, se sienten más seguras.

Acuerpadxs, tal vez cansadxs de tantos años de viajar solxs, o en grupos pequeños. Tantos años de que La Bestia fuera protagonista de sus historias, tantos años de ser invisibles, fantasmas. Tantos años de profunda soledad en las estadísticas, en un centro de detención, en el desierto, en México, en una fosa, en un burdel, en todas las fronteras, en todos los cruces, en “balsa” por el Suchiate, en cámara de llanta por el Río Bravo, en trailer, en tren, a pie.

No es la primera vez, y más bien, se está volviendo una nueva forma de recorrer los caminos llenos de fosas, tan comunes para las personas que están migrando: Juntxs.

Migrar en colectivo es trazar con marcador indeleble los caminos, alterar el mapa, resaltar la tragedia de soñar con algo que ya se llama un futuro mejor, acompañarse. Hacerse visibles por fin, y con ellxs, sus historias personales.

Porque migrar no es ir a una marcha de protesta, ni participar en una huelga general; migrar es dejar el mundo conocido por otro, es abandonar algo, reconstruirse, dejar familia, irse en el mejor de los casos, por mucho tiempo…

 Pero también en colectivo es manifestarse. Es hacer el recorrido, manifestándose al mismo tiempo. Aquí estamos y allá vamos. Aquí están nuestras historias. Es una acción y una estrategia de sobrevivencia que puede provenir por partes iguales, de la desesperanza y de la esperanza.

 Migrar es un sueño-pesadilla, como dice John Berger. Migrar, en estos contextos nuestros, es siempre forzado. De allá venimos. Y ese allá es tan nuestro. Es Honduras, porque es El Salvador y México y Guatemala.

A qué me iría. En serio, a qué me iría. ¿Dejar a mis muertos, mi casa por ir a trabajar como burro por unos dólares? No, uno se lo tiene que pensar muy bien, no es por gusto, es por necesidad.

Y se fue.

Venía de El Progreso, Honduras, y estaba en un albergue en Tapachula hace un par de años. Todavía muy lejos de la frontera con Estados Unidos.

El Progreso es una ciudad metáfora. El Progreso es lo que dejó el progreso tras su paso, abandonado.

Hasta la fecha, más de 600 personas de El Progreso han desaparecido en su paso por México. A casi 150 las han encontrado gracias a los esfuerzos de las Caravanas de Madres que desde hace muchos años recorren lugares insólitos de este país.

No sabemos dónde están, los seguimos buscando. Mujeres de El Progreso agrupadas en el Comité de Familiares de Migrantes de El Progreso (Cofamipro) rastrean, buscan incansablemente a sus hijos, a sus hijas, que se fueron. Llenan expedientes completísimos. A algunos los encuentran. Unxs están muertxs y buscan repatriar sus cuerpos o cenizas. Otros ya están en fosas comunes.

Hay un corredor que une El Progreso, en la provincia de Yoro, con la provincia vecina de La Atlántida. Ahí está Tela, a unos 70 kilómetros.

Es parte del Valle del Sula. En El Progreso hay maquilas, textiles las más. Y en todo el valle mucha palma africana que ha ido sustituyendo al banano y por supuesto, al maíz y al frijol. Hectáreas y hectáreas de monocultivo. Este año el Valle del Sula exportó 400 mil toneladas de aceite de palma.

En Tela y el corredor que la une con El Progreso, quedan los resabios y memorias de la Tela Railroad Company, fachada de la United Fruit Company en esta zona. Todavía la gente ocupa las casas de madera levantadas sobre pilotes que antes fueron de los trabajadores de la Compañía.

El Valle del Sula incluye a los centros urbanos más importantes de Honduras, fuera de Tegucigalpa: El Progreso, Tela, San Pedro Sula, Choloma, Puerto Cortés…Por ser grandes, o por ser complejas, o por casualidad, estas poblaciones son también las que mayor índice de migración tienen. Y de violencia. Aunque en los rankings de ciudades violentas del mundo las ciudades hondureñas aparecen muy por debajo de las mexicanas.

Nos vamos. Andamos huyendo

Migrar es huir. Pobreza y violencia. Campo muerto, maquila, otros sueños.

México no es diferente a Honduras. Campo muerto, maquila, violencia, pobreza. Ni Guatemala, ni El Salvador.

En 2016, antes de Trump, cruzaron la frontera de México con Estados Unidos 408,870 personas sin papeles. Imaginar un recorrido de 408,870 personas en caravana es una es una de las crudas invitaciones de estas caminatas/migraciones/huidas/diásporas colectivas.

Su asunto [de quien migra] es la falta de libertad. Esta falta de libertad sólo puede reconocerse plenamente si relacionamos el sistema económico objetivo con la experiencia subjetiva de quienes están atrapados en él. A fin de cuentas, esta relación es la falta de libertad.
(
John Berger)

Nadie es migrante, decía Matteo Dean. O por lo menos nadie es migrante por que quiere en estos contextos y nadie es y fue eternamente migrante. Fue y es y será alguien más. Por eso su insistencia en la idea activa y temporal del ser migrante, en el sentido de estar siendo migrante en este momento.

Lxs que están migrando, migran con sus historias y al hacerlo nos desvelan parte de las nuestras, de los que no estamos migrando en este momento. Es la historia de la devastación del campo y de la violencia y del futuro que se halla quién sabe en dónde.

La caravana encuentra policías con gases y rejas y fronteras físicas y fronteras no físicas. Pero como cuenta John Berger, tal vez el momento decisivo de quien migra, son los primeros pasos al alejarse de su comunidad.

Le dice adiós a todos. No se olvida de nadie. Conoce la comunidad de toda su vida. Al momento de partir, la intensidad con que siente esto es tan grande como su fuerza de voluntad. Al dejar la comunidad la hace suya.

Ya habrá tiempo otra vez para estar triste.

Muchos han tenido éxito al viajar agrupados. Como los “saltos colectivos” de personas migrantes subsaharianas en Ceuta o las Caravanas de migrantes por México provenientes de Honduras. Como escribe Óscar Martínez, en el New York Times, esta vez “no ha habido redadas ni asaltos ni violaciones ni lapidaciones ni machetazos ni balazos ni secuestros ni extorsiones policiales. Los que decidieron sumarse a esta caravana, al menos hasta hoy, hicieron un buen cálculo. Ahora que migran en avalancha, el México doloroso de los migrantes se aparta del camino.”

***

La retórica de Estados Unidos hoy, es la retórica del miedo de hace muchos años. Es la retórica zombi-bárbaro-alien-migrante que se comparte y recrea en todo el mundo y en distintas épocas. Lo salvaje y bárbaro hoy, es el capitalismo y más aún, sus fronteras.

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