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05.11.2018 Poesía

 

 

Uno por uno

(fragmento)

 

uno por uno
dos por dos cabalgaron
a través de las nubes y las flores
a través de las milpas negras
y arenas desganadas
un esposo
una mujer
dos
de catorce años
uno
con mochila de tule azul
otro
con un saco de limones y pan duro
descalzos con sábanas hechas ocho
para soñar los ríos hechos uno
para alzar los brazos hacia el cielo
para dormir
abiertos
en la tabla y los números de la noche
espinas violetas
y tigres niebla y
tigres sin lengua
vino mayra vino alfonsito
vino la abuelita doña soria de atizapán
dos y uno
tres y dos uno y
ninguno aunque tenían
nombres como lalo y lupe
y pepe y araceli nombres
sin letras ni estrellas
mejor aún
no eran nadie
decía el viento
nadie decía el río
eres como yo
dijo el agua amarillaverde
eres transparente fugaz subes y bajas
apareces y te desvaneces entre los otros
como tú
como yo
como nada
como agua
por un momento
hubo silencio
hubo un respiro en el desierto
de vientos de almas en llamas
en un camión se montaron
uno por uno
al camión cargado de láminas y cartones 
esperanzas y 
resentimientos 
de alejarse de sí mismo
de sus nubes y su bosques
dos por dos
casi
vestidos casi arreglados
calcetines de arena zapatos de hule
y en los cinturones y fajas
pesos doblados
pequeños verdes y guindas
y azul amarillo billetes hechos
trompeta en miniatura
un rollo de ayer y mañana otro
hecho nudo sin victorias
sin sueños sin garganta
solo las vocecitas
de aquel ranchito
lloraban de lejos
ese pueblito
de sombras cenizas y
velas color de cobre y sol
para qué vienes desde dónde
cuántos quedan
hasta dónde le das paisana
así platicaron
en las arenas toscas
seguros de su triunfo y aquel paraíso
norteamérica
así corrieron bajo
los árboles negros así sudaron
en los trenes color ladrillo
color aceite y niebla
así quedaron
bajo las hojas plateadas
es la luna que nos llama
oye lunitalunera dijeron
dame un vaso de tu agua blanca fresca
oye luna lunita lunera
cantaron los niños dame
un caballito de arcoiris y
sarapes blancos de oro
para alcanzar los ríos dónde
nadie nos ve escondidos trenzados
uno por uno
así soñaron
caminando
arrastrándose abrazándose
por los túneles las barrancas así vivieron
en carpas y hoyos secos tristes y pañuelos de fiesta y
periódicos y carteles de cine de los famosos
sin sol ni tierra ni casa sin nada
ni cielo ni suelo
eran veinte eran ocho
quince eran uno
luego dos
eran infinitos
lo probaban
en el pan lo sentían
en el murmullo
de las ramas y 
en el paredón del cuartel
del señor coyote
ya casi
es hora casi tarde ahorita los llevo
les dijo a la hora cuando todos los gatos son pardos
así les sonrió y le dieron dos mil de su bolsa
y le dieron una propina y le ofrecieron
tres mil cada uno cada dos
quédate aquí 
luego vengo a recogerte
así le dijo el señor coyote al muchacho de once
desde santa tecla desde un volcán olvidado
así le prometió a la niña de san pedro guatemala
y le dieron todo lo que traían en sus mochilas
y vaciaron sus paliacates en la arena mojada
y se quedaron desnudos
en las láminas temblando
uno por uno dos por dos
lavándose las manos preparándose
y empapándose las trenzas
esperaron una vez más
la luz de la quebrada
con más sueños del norte
con más sueños de su madre
la madre
azota ropa contra la piedra del pozo
en aquel pueblo de astillas de ocotillo del que
florece en las primaveras
del que huele casi como la miel
cuando lo quemas
bajo la noche espesa
vete ya
es hora ten te doy
todo lo que tengo un día nos volveremos a encontrar
un día ya verás todos estaremos juntos
súbete al camión hijo
súbete hijita ya no llores
no te preocupes así les dijo su madre
torciéndose los dedos
bendiciéndolos en la esquina
ese cuadrilátero de la nada
ese horno de huesos
así soñaban todavía a su madre
en la esquina
chaparra y pobre
con ojos de sepulcro y su voz
a las tres de la mañana cada segundo giraba
esperando al señor coyote
al señor en su camioneta de espejos y rehiletes
con su reloj y su bigote y
su pelo hecho fuego
tuvimos muchos señores
se decían
unos eran tigres
unos leones otros jabalíes otros saraguatos
qué más podemos hacer
y los esperan titiritando entre las rendijas
uno por uno
contra la pared de abismos
esa jaula de voces y ojos encendidos
salvadoreño unos gemían guatemalteco otros
gritaban chiapaneco hombre veracruz tabasco michoacán
así chapaleaban las voces de cada uno
como si tuvieran naciones
como si tuvieran terrenos
como si tuvieran países
tantas voces escurrían por esas ventanas locas
ese humo sin carbón
pero nunca llegó
el señor coyote el señor estaba 
bajo las lágrimas y cilindros estaba
brindando cervezas y rollos de mariachi
estaba en la mesa
con sus cuates sus chidos
volaba sobre el pequeño circo de ese pueblo
en las montañas más arriba que la nada
probando tacos al pastor de pierna sesos
de tripa milanesa de buche y gallina
de lomo de longaniza y chicharrón
carcajeándose con su boca llena de maíz
y su camisa de cowboy aceitada color de rosas
uno por uno dos por dos
se escaparon
uno por uno
dos por dos
eras jorge
eras margarita
eras vicente y florencio
eras alma y esperanza
una esposa un joven solo
con los ojos hinchados
con grietas en los labios
la garganta cerrada las piernas
arañadas sin planeta sin estación
era verano era todo el tiempo de pisca
era verano eterno candente tiempo
sin tiempo de resucitar como gigantes
para regresar al sur algún día
así se fueron
uno por uno
dos por dos
eran catorce eran seis 
sin agua
sin pan
sin nombre
sin licencia
sin papeles
sin cartera
sin estrellas
un camión de sombras y jinetes
unos arrastrados debajo
otros atrás
otros más abajo
otras en la cajuela
otros con la espalda contra el motor
quemándose la piel
ardiendo y gritando
derritiéndose gota a gota
brazo por brazo
pero nadie los oía
nadie
se daba cuenta
solo las llantas chillando
solo los filamentos cromados de los metales
raspando el asfalto hacia el norte
solo la noche selva
hecha de alambres jirafas rifles joyas
uno por uno
dos por dos
eras maría
y juana y norma y teresa
eras francisco y apolonio fernando roberto
se montaron en otro camión
al fin vamos llegando hermano
mira ves la hecemos hermanita
así se hablaban medio dormidos
medio muertos y enterrados
los aprehendieron en una garita
y los soldados hablaron
de dónde eres muchacho
dime de cuál pueblo
preguntaron los verdes
soy mexicano
soy mexicano
soy mexicano
uno por uno dijeron
luego dos
por dos eran veinticinco
eran catorce

(...)

uno por uno
entraron al desierto
parecía méxico
sin piel de jaguares
guatemala sin
lagunas ni volcanes
parecía puerto libertad
pero sin agua ni remo
parecía janitzio pero sin su verde azul
cruzaron uno por uno
dos por dos
miguela de once años
maría dolores garcía lópez quintana carrillo
y más nombres como martínez álvarez garza avina
monreal sifuentes smith corona un esposo
un joven un muchacho
perdido buscando a su madre otro
miró hacia arriba y notó los claveles blancos 
son nubes de lluvia son las palabras de dios
es un barco de ilusión así decían cuando
cruzaron las arenas rojas
por los bejucos
hasta que cayeron
en la ranchería de los pápago
a millas de agua prieta naco
y más allá de tucson
hasta que se perdieron
en aquellas casuchas
del gobierno encogidas
por el fuego azul el cielo
unos se quedaron atrás escarbando
raspando la tierra
sabe a lluvia
sabe a leche
y ahí cerraron los ojos
las pestañas erizadas
para siempre
otros
se escondieron
en casas laminadas de los indios los robaron
abrieron las camas y las petacas y nada
encontraron en las cajitas de listones
sólo ceniza y más sombras y más arenas
nada y todo
uno por uno siguieron
el camino hacia ningún rumbo hacia
un sueño sin tierras ni horizonte
sus labios perdidos sus manos cortadas
sus corazones solo sus corazones
quedaban pero ya no eran corazones
vacíos de sangre
o ritmo de aliento
era un árbol anciano
que nacía del pecho
un alma
de ramas anaranjadas y nidos morados
rotos sin miel sólo hojas
espinas huesos sombras fuegos
luego se abrió la tierra de secas luces 
y más patrullas y más celdas y más hornos
uno por uno
dos por dos
estoy vivo
o estoy soñando
estoy muerto así decían
esos cuerpos
cruzando
desiertos tras desiertos
mira las flores y los ríos
la lluvia fina y fuentes y gallinas y ferias
los jardines el cielo limpio las casas nuestras los
platillos de panes y flanes y salsas y frijoles y
regalitos y el caballo del ranchito
y el pozo lleno y las risas de maría y pedro
y josé y marianito maruch
saludándose uno por uno
dos por dos entraron acariciando 
a sus hijos y sus perritos cansados
quemando destrozando el horizonte de veredas
y milpas rotas
cuando vivían en otro tiempo en otra vida
así llegaron a donde empezaron
uno por uno
dos por dos
sus bocas
picadas por abejas
sus manos casi como tocando guitarras
cruzadas sobre el pecho
en cajas sin nombre
entre tablas secas
color vino color de nunca siempre
envueltos en sábanas extranjeras
          sus labios medios abiertos casi bebiendo agua
          sus cabelleras delgadas brillantes saludándose
                    en el viento

 

 

 

Uno por uno forma parte del libro 187 Reasons Mexicanos Can´t Cross the Border,City Lights, 2007 y aparece en la antología Los Vampiros de Whittier Boulevard, Surplus Ediciones, 2009

 

 

 

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